Orishas menores, hijos de Shangó y Oshún,
aunque criados por Yemayá. Pueden ser representados por combinaciones de, un
hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres. Son patrones de todos los niños,
médicos, barberos y peluqueros. Son un símbolo perfecto de la dualidad de la
creación divina. Moran en la palma, su día es el domingo y otros nombres por
los que se le conocen son: Taewo y Kainde, Araba y Aina, Ayaba y Alba, Olori y
Oroína, Talaba y Salako.Son personas chiquilinas, juguetonas e inmaduras.
Tienen gran talento para los negocios irresponsables y de carácter muy
cambiante o ciclotímico Cuando se marcha Changó (cuando desencarna un hijo de
éste Orisha), en el ituto los Jimaguas se van con él.
Entre los pueblos primitivos el nacimiento de
gemelos no era tomado con indiferencia, sino que representaba todo un
acontecimiento. El vocablo Jimaguas significa niños sagrados como lo son todos
dentro de la religión, ellos hablan por boca de Changó y lo acompañan. A pesar
de ser santos menores en rango, tienen una virtud grande, milagrosa y un poder
inigualable. Fueron ellos los que salvaron a Obbatala en el reino de Dahomey en
Nigeria de la trampa que un grupo de Obbas le tendieron para arrebatarle el
mando, pues este era muy severo y apegado a las leyes y esto molestaba sus
intereses. Decidieron los Obbas envenenarlo y para ello hablaron con el
cocinero, pues era el único que tenía acceso a él. Le prometieron doble sueldo
y bienes materiales si ejecutaba el plan. El cocinero estuvo de acuerdo, sabía
que Obbatala no podía probar la sal porque moriría.
Mientras, los Jimaguas habían oído la
conversación y de inmediato le contaron a Obbatala lo que se tramaba en su
contra. Le dijeron que se vistiera de rojo y negro, pues así podría descubrir
quién era su enemigo. Obbatala aceptó las instrucciones y descubrió a la
persona que quería matarlo, en pago les concedió a los Jimaguas que ellos
fueran los niños mimados de la religión. Como su poder es tan grande, cuando se
quiere lograr algo imposible los iniciados les dan fiesta y los agasajan en la
casa.
Su receptáculo o Ilé está conformado por dos
tinajas de barro o porcelana amarilla, blanca, azul, roja, con o sin adornos
dorados, de acuerdo al santo que acompañen. Dos muñecos pequeños asemejando
niños, cuatro otanes pequeños en una tinaja, las del varón en forma alargada y
las de la hembra redondas, cuatro caracoles en cada una, dos taburetes o sillas
atadas con un cordel, para el uso de los Jimaguas. Sus herramientas son dos
Acheré (sonajas) dos tamborcitos, dos campanitas, dos güiros pequeños
pintados en blanco y decorados con cruces y rayos. Luego que pasa el año de
Iyaworaje a los Jimaguas se le viste con el color del traje del santo recibido.
Se les ofrendan dos pollones, dos palomas, una guinea y tres pollos para
Elegguá.
No se posesionan de los creyentes sólo se
divierten a su costa haciéndoles travesuras inofensivas en la vida cotidiana
hay que estar pendiente de complacerlos con sus cantos y bailes en los cuales
los bailadores imitan los pasitos caprichosos de los niños dando saltos cortos
hacia delante y hacia atrás.
Se les ofrenda todo tipo de frutas, mamey de
santo domingo, canistel, guayaba, anon, guanábana, naranja, mango, piña,
platanillo, mamoncillo, dulces, arroz amarillo y rosetas de maíz (cotufas). Sus
elekes se confeccionan con tramos de rojos y blancos y tramos azules y blancos.
Se le inmolan pollos y palomas. Sus Ewe son hicaco, maíz, mamoncillo, pega
pega, rabo de gato, sagú, zapote, tomate, chirimoya, zarzaparrilla y
rompesaragüey.
Se saludan ¡Ibeyi oro alakúa Oyé Oyé mojojó!
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