OSHÚN Y ORUNMILA
El rey mandó buscar a Orunmila, el babalawo más famoso de su comarca, pero el Oluwo se negó a ir. Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar al adivino. Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama aquella noche. Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el Ékuele y el iyefa en su pañuelo.
Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado Oshún, ella le anunció que ya se tenía que marchar. Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata e insintió en acompañarla un trecho del camino.Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río. Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar con el Ékuele para saber si debía hacerlo o no.
Entonces Oshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar el río y llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente. El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le eran leales.
El adivino tiró el Ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyele. Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza le eran fieles. De esta manera Obegueñe, que así se llamaba el rey, gobernó en aquel país hasta el día de su muerte.
Cuando quedaban pocos hombres con facultades clarividentes, las deidades y espíritus se manifestaban a estos con el objetivo de instruirlos o aconsejarlos ante el devenir de las cosas, como lo hacía Babá frecuentemente. Babá es un deidad sobria y está libre de la acción de las fuerzas malignas, por eso considero oportuno, desde el comienzo de los tiempos vestir un traje acorde con sus características; escogió el color negro para sus presentaciones, pues le daba un aspecto serio y venerable ante quien lo observara. Mas, después de desatarse las entidades malévolas en el planeta y comenzar los espíritus esclavizados a desplazarse por los espacios en sus faenas, todos ellos se encontraban notoriamente influenciados por las fuerzas del desorden, y estaban dominados por vibraciones que no le daban claridad a sus materializaciones. Ósea para explicar mejor, se dice que un espíritu inmundo suele llamarse oscuro porque no irradia luz, y como tal este es su aspecto, vibra además...
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