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ARONI

 


Aroni es un orisha menor del panteón Yoruba conocido como espíritu de la naturaleza, no es considerado ángel de la guarda y por tanto no puede ir a la cabeza de nadie, es decir no puede coronarse. Esta deidad se encuentra  relacionada con los secretos de las plantas y cuyo culto se ha ido perdiendo. Es representado como un enano con cabeza y cola de perro y con una sola pierna, solo los iniciados de corazón templado y valor comprobado pueden comunicarse o establecer comunicación con esta deidad puesto que no le temen, el les enseñara a usar el gran poder de las hierbas y los ozaines mas potentes

Orisha del culto Arará, forma el grupo de los tres animales místicos de la Religiòn yoruba junto con Kiama y Kolofo. Se dice que es el guardiero  de los secretos de Ozain  y que este  tuvo un pugna con Ogbe Tumako y de dicho enfrentamiento nació un pacto en el cual Aroni tiene que dar las hierbas que nunca pueden faltarle a Ozain, que estas son: peregún, prodigiosa, bledo blanco y atiponlá. Ogbe Tumako coscura0radecimiento decidió que todos los omieros de los babalawo deben cerrarse con una brasa encendida.

Con estas hierbas las personas pueden realizarse baños, al igual que pueden hacer limpiezas a la cada para alejar todo lo malo, tambien pueden utilizar el carbón una vez se haya apagado para hacer pocos para vencer peleas y revoluciones a su alrededor.

 

En la actualidad muy poco se sabe de este orisha es por ello que a continuación dejaremos una pequeña historia.

 

ARONI Y OZAÍN: DONDE NACE EL CARBÓN Y SE CONSAGRA EL PILÓN.

Inle, personificando esta vez a la tierra, estaba en medio del monte: era el dueño de las hierbas, de los árboles y de los arbustos. Pero el espíritu del bosque había preparado una brujería que cegaba y enfermaba a quienes entraban en él buscando de la acción protectora de la medicina verde. Este espíritu era Aroni.

Aroni era esclavo de Ozaín. Su cuerpo era deforme y contrahecho y encerraba su brujería en un tizón de carbón. Aroni servía fielmente a su amo, que dedicaba el tiempo a guerrear contra la humanidad y a hacerle daño. Estaba maldito y se había convertido en un ser despreciable.

Por eso había decidido irse a vivir junto a su amo, en la parte más oscura e intrincada del bosque. Un día el Obbá del pueblo enfermó gravemente. En el palacio se reunió el consejo de los Olúos para consultar el oráculo de Ifá y vino el signo Eyiogbe Temuco, ordenando la búsqueda de determinadas hierbas en el bosque. Pero los Olúos se asustaron, pues ya eran muchos los casos que habían quedado ciegos, lisiados o fatalmente enfermos por la brujería de Aroni.

Ninguno de los Olúos se brindó para buscar las hierbas. Pero entre ellos estaba un joven cuya vida estaba regida por este signo; fue él quien anunció que se aventuraría entre las intrincadas malezas del bosque encantado para buscar las hierbas. Se armó de un porrón de agua y de una cazuela. Antes de entrar en la espesura, le sacrificó dos gallos a Eshu y sólo entonces penetró en el bosque

.Mientras andaba, recogía las hierbas que necesitaba el Obbá y las metía en la cazuela, deshaciéndolas con las manos y rociándolas con el agua de su porrón. Acompañaba su acción con cantos a los muertos. Aroni, que escuchaba hasta lo mínimo, se sintió atraído por el canto y se materializó en un tizón de carbón. Al ver al joven hijo de Eyiogbe Temuco, lo increpó por atreverse a invadir sus dominios y lo condenó a muerte, lanzándose contra él para quemarlo. Pero el hijo de Eyiogbe Temuco cambió el canto, como le había enseñado a hacer su padre Orunmila, el dueño de la adivinación. El joven esquivaba los golpes del tizón con la cazuela del omiero, cantando sin parar.

Todas las fuerzas de la naturaleza se pusieron contra Aroni y el tizón cayó dentro de la cazuela. El omiero lo apagó y la brujería de Aroni se acabó. El esclavo de Ozain tuvo que rendirse ante el hijo de Eyiogbe; incluso le propuso una alianza reconociendo todo su poder.

El joven Olúo le contestó que su padre era sabio y la voluntad de Oloddumare que fuera su fiel mensajero. Sin embargo, decidieron sellar un pacto y Aroni le dio al Olúo cuatro hierbas que le abrirían el camino de cualquiera de sus obras. El joven se llevó asimismo el tizón caído dentro del omiero para que todos reconocieran este pacto. Cuando se deshacen las hierbas en el omiero del Olúo, también se echará un carbón encendido dentro del omiero, para recordar el pacto y para que la maldad cese y el bien perdure hasta nuestros descendientes.

 

       TO IBAN ESHU

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