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ABITA


 


Es un fundamento compuesto por tres alboranes: Abta, Ara Unla, Tentaorun y su Ikoko. Representa la existencia de lo malévolo y su vasto poder negativo dentro de la cultura yoruba. Tambien representa los extensos conocimientos para salvar de la maldad con más maldad y para aniquilar con ella de una forma fulminante. Esta entidad ejerce la venganza como forma de escapar de la maldad. Aun así, la religión yoruba lo coloca como uno de los pocos santos cuya energía es negativa,  es usado con frecuencia para hacer daño o llevar a cabo venganzas a nombre de quienes le rezan. Sin embargo sigue siendo una deidad bastante menor dentro de la religión.

 

Abita es de uso exclusivo de Ifa solo los Awoses ni Orunmila (babalawos) tienen potestad sobe esta entidad. Por lo tanto no puede ser entregada a ninguna persona.

 

Por otra parte cabe destacar que todo lo que se le ofrenda  a esta entidad se le debe dejar lo 3 días, luego lleva las  al monte por el mismo lapso de tiempo, cuando estas ofrendas entren en estado de descomposición se deben quitar de ese lugar y botarlas lejos. Estas ofrendas no deben ser ingeridas bajo ningún concepto. Se le pueden ofrendar alimentos como ñame sancochado, maíz en mazorcas untadas en coronó, pescado frito, dulces . también se acostumbra a ofrendarle tabacos, habanos y cigarrillos los cuales se encienden, se les da una bocanada y se le coloca en un plato hasta que se consuma al máximo o por completo.

 

 

 

A continuación les dejare un pequeño relato o pataki sobre este orisha menor

 

El relato cuenta que, en la tierra, Abita vivía, haciéndose pasar por un gran personaje. Debido a esto, todo el mundo mostraba inmenso aprecio y respeto hacia la entidad, quien además se ganó su consideración al dirigirse cada día a donde Olofín se encontraba, en la otra cabecera.

 

Siendo Elegba el cocinero de Olofín, y a quien correspondía colocar la mesa, con frecuencia hacía notar su disgusto hacia Abita, sirviendo la comida de mala manera y con prisa. Así, Olofín lo observaban diciéndole “Kuele Kuele”. En cada ocasión le preguntaba a la entidad por qué dejaba que Abita se sentara de frente a él sobre la mesa. Fue entonces cuando Elegba comenzó a pensar en tomar alguna maldad en contra de Abita, al ver como Olofín siempre lo requería. Un día, mientras salía a la calle a las doce del día, se encontró con una abalakana, la tomó, encendió una llama en ella y llamó a Abita, cantando y llamando a Eggun. Se dedicó a realizar la misma ceremonia repetidas veces, pero Abita se escondía y evitaba salir a la calle en esos momentos.

 

 

 

Un día Elegba tomó en sus manos un eñi adie, que comenzó a tocar con el agogo. Abita seguía sin salir, asustado de la entidad. Al comenzar a ver la sombra, salió a la calle a pesar de escuchar a Elegba cantando “Eggun Agualodeo Bayekun Orun Abaniye Logua Eggun Abita Mogua Nile Ocuoro”. Los Eggun confundieron a Abita, quien en seguida tomó abalakana ina y la eyele dun dun y empezó a danzar hasta que finalmente la ingirió. Elegba, que vio a los Eggun y a Abita asustados, tiró agua para limpiarse con la osiadie que sostenía. Al mismo tiempo comenzó a cantar “Eggun Baleku Lode Eggun, Bolo Un Lode Un Lolenlo Ayebi Lorun Awa Lole Awa Lole Abiyeru Kun Olorun Eggun Abeye Ni Ku Oorun Agua Lode”.

 

Al retirarse los Eggun y calmarse Abita, Elegba volvió al Ile de Olofín. La entidad le confesó que había presenciado todo, pero que pensaba perdonarlo porque él también se había asustado. De esta manera Olofín le dijo que sabía que deseaba saber por qué colocaba a Abita en la cabecera de su mesa, pero que no iba a contestarle. Abita continuó comiendo en compañía de Olofín, mientras Elegba le servía contento en apariencia, a pesar de que no era así. Por ello Abita regresaba en distintas formas, a manera que Elegba no lo reconociera. Aún así no tenía pruebas para acusar a quien deseaba hacerle el mal.

 

En una ocasión Elegba olvidó hacer la ceremonia, y cuando se encontró con Abita en su lugar usual, no soportó ni un segundo más. De inmediato le dijo a Olofín que necesitaba que le dijera la verdad, el por qué dejaba que el invitado se sentara frente a él. Olofín le contestó “Este ser que ves frente a ti representa todo lo malo del mundo. Para que exista el mundo, debe existir tanto lo bueno como lo malo.

 

Tú has cometido una falta frente a Abita, así que a partir de ahora tendrás que tomarla. Quisiste desconcertar a Abita con Eggun. Por lo tanto, harás tu voluntad. Confecciona a quienes vivan en la tierra según lo bueno y lo malo, compartiendo con Abita. Ahora seré yo quien te sirva la comida, de forma que tú harás mi voluntad. Sin poderlo evitar te ha dado mi secreto.” Encendiendo una itana terminó de decretar “Esta itana es la vida de todos mis hijos en la tierra. Durante el tiempo que dure esta itana durará la vida de mis hijos.”


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